El herpes labial es una afección común, que, además de ser antiestética, puede causar dolor significativo. Esta infección, causada por el virus del herpes simple tipo 1 (HSV-1), es incurable y afecta a millones de personas en todo el mundo. Para quienes lo padecen, el reto radica en encontrar maneras efectivas de controlarlo.
Es posible que seas portador del HSV-1 y aún no lo sepas. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de la mitad de la población mundial está infectada con este virus, lo que hace que su transmisión sea frecuente, tanto en la región oral como genital.
Causas y Tratamientos
El herpes labial suele presentarse con síntomas leves, pero en algunos casos, especialmente durante el verano, puede volverse crónico y doloroso, provocando enrojecimiento, ardor y ligera hinchazón en la zona afectada.
La dermatóloga Ana Molina explica: «Muchos de nosotros estamos infectados con el virus del herpes simple desde la infancia. En casos de faringoamigdalitis o anginas, este virus permanece latente en nuestro organismo, y por eso, el famoso ‘fuego’ reaparece ocasionalmente en nuestros labios”.
Algunas de las causas que pueden desencadenar la aparición del herpes labial incluyen:
- Infecciones, como un resfriado.
- Exposición al frío.
- Cambios hormonales, como la menstruación o el embarazo.
- Problemas leves en la piel del labio, como sequedad o grietas.
- Estrés y fatiga.
- Exposición al sol.
Este último factor es especialmente relevante en verano, cuando la combinación de exposición solar, aires acondicionados, y contacto con agua salada o de piscina, puede provocar cambios de temperatura que favorecen la aparición de ampollas.
Prevención y Cuidado
Si ya presentas síntomas de herpes labial, existen algunas medidas que puedes tomar para evitar su reaparición:
- Mantén los labios bien hidratados para conservar la piel en buen estado.
- Utiliza un protector labial con filtro solar.
- Descansa adecuadamente y mantén una alimentación balanceada para mejorar tu salud general.
- Evita el estrés.
Estas prácticas no solo ayudan a reducir la frecuencia de los brotes, sino que también contribuyen al bienestar general, minimizando el impacto de esta incómoda afección.