La actual crisis geopolítica mundial ha incrementado la crisis económica post-pandémica, cuya recuperación estaba en evidencia hasta el mes de febrero del 2022 cuando la Federación Rusa lanza una operación militar en Ucrania con el objetivo de desmilitarizar y desnazificar ese país eslavo, convertido en un enclave de la rusofobia extremista, y frenar la intención y accionar de la Organización del Tratado del Atlántico Norte -OTAN- de cercar militarmente a los rusos para luego generar situaciones belicistas que facilitaran la conquista del país más extenso del mundo.
Narciso Vargas.
A raíz de estos acontecimientos los países de la Unión Europea, OTAN, Estados Unidos, Japón, Australia y Nueva Zelanda impusieron miles de sanciones a Rusia con el fin de afectar su economía, provocar un caos interno por el descontento de sus ciudadanos y aislar económicamente ese país. Sin embargo, olvidaron que en el mundo globalizado existe una interdependencia en todos los países respecto al suministro de materia prima, tecnología y mano de obra calificada y no calificada.
Las sanciones sobre el gas, petróleo, oro, diamante, uranio y demás materia prima que exporta el país más rico en recursos naturales, más el embargo de cerca de 300 mil millones de dólares y euro en reservas internacionales depositadas en los países sancionadores, también la desvinculación del sistema de pagos internacionales SWIFT han creado una crisis en el suministro de petróleo y gas y sus medios de pagos (Rusia exige el pago en su moneda nacional, el Rublo) que se traduce en un agresivo proceso inflacionario en Europa, Inglaterra, Estados Unidos y demás países, que inevitablemente se está enfrentando con incremento de tasas en políticas monetarias por los bancos centrales, consistente en aumentar dichas tasas de los instrumentos financieros y bursátiles a los tenedores de deudas o nuevos inversionistas, para recoger circulantes para quitar presión a la economía por disminución de la demanda.
Nuestro país insular no escapa a esta dinámica monetaria, económica y financiera definida por los grandes centros financieros y ha tenido que activar sus políticas de incremento de tasas desde el Banco Central para reducir inflación y atraer inversionistas nuevos con excedentes o alta disponibilidad de liquidez, retener los actuales mediante el incentivo de altas tasas pasivas, valorizar el peso dominicano frente al dólar, reduciendo la tasa de cambio (Es más rentable en este momento invertir en pesos que tener dólares). Este movimiento induce inevitablemente al aumento de las tasas activas en los créditos de las distintas instituciones financieras y las cooperativas.
Actuar con prudencia, pertinencia y enfoque estratégico en las políticas de tasas pasivas y activas en los distintos servicios y productos que ofrecen las cooperativas de ahorro, crédito y servicios múltiples, es una recomendación que hacemos, como forma de evitar mayor presión en los ingresos de los socios que tienen vigente préstamos o solicitan nuevos servicios, los cuales también se ven afectados por el incremento de los precios en los bienes de consumo, producto de la inflación estacionaria que vive la economía nacional y mundial.
El respeto a las tasas con que se han concedido los préstamos es vital. No podemos caer en la trampa de incrementar las tasas a los préstamos ya otorgados, tal como lo hacen las instituciones del sector financiero tradicional. Si debemos revisar las políticas de tasas activas para hacer los ajustes prudenciales que determinan las circunstancias actuales, pero además evaluar las tasas pasivas sobre las captaciones para incentivar a los ahorrantes cooperativistas con tasas más razonables.
Al final las decisiones que se tomen en materia de las tasas de interés activas y pasivas repercuten en la rentabilidad de las cooperativas, pero no debemos olvidar que el impacto en el bienestar de los socios está por encima de las ganancias excedentarias que se logren. El dilema es que los socios demandan baja tasa sobre los préstamos, buenas tasas para sus inversiones y más excedentes al final del ejercicio fiscal de cada cooperativa. Recomendamos educar, transparentar e informar del impacto que tiene en la rentabilidad el hecho de mantener un equilibrio moderado entre tasas adecuadas respecto al momento de incertidumbre que vivimos y los excedentes esperados, en coherencia con estas estrategias. La satisfacción de los socios en el uso de los servicios es nuestra razón de existir y debemos colocarla por encima de cualquier beneficio institucional.
“El Cooperativismo es Solución”