El término Economía Social (ES) y el de sus organizaciones (OES), tienen origen europeo, recuérdese que Defourny, al hablar de sus fuentes y remontarse a las utopías y al asociacionismo obrero del S. XIX, señala que ya en 1830, Charles Dunoyer había publicado en París su Nuevo Tratado de Economía Social y que en esa misma década se impartió un Curso de Economía Social en la Universidad de Lovainai; desde ese continente se expandió hasta alcanzar dimensiones mundiales.
Por: Oscar Bastidas Delgado
1.- Un avance. La posición del Parlamento Europeo.
En la perspectiva supranacional de la Unión Europea (UE), las instituciones usuarias del término tendrían sus repercusiones a partir de 1994 por la relevancia de las OES y la necesidad urgente de políticas vigorosas para reducir la alta tasa de desempleo. Ante esa situación, la Comisión de las Comunidades Europeas constituyó su Dirección General XXIII o “Unidad de Economía Social”, hoy denominada de Empresas, que dedicaría un capítulo a la ES en su “Panorama de la Industria Comunitaria” (Edición 1991-1992); esa Dirección propuso políticas de desarrollo de cooperativas y otras OES por primera vez en Europa.
Integrada la Unión, sus instancias adoptaron varias resoluciones relacionadas con las OES, por ejemplo, en cuanto a las cooperativas, el Consejo de la Unión Europea (CE) aprobó el Estatuto de la Sociedad Cooperativa Europea (SCE) del 12/07/2002, que establece las pautas de constitución y funcionamiento de las SCE en la Comunidad a partir de dos disposiciones complementarias: 1.- el Reglamento CE 1435/2003 del Consejo, de 22 de julio de 2003, “relativo al Estatuto de la Sociedad Cooperativa Europea” (RSCE); y 2.- la Directiva 2003/72/CE del Consejo, de la misma fecha, “por la que se completa el Estatuto de la Sociedad Cooperativa Europea en lo que respecta a la implicación de los trabajadores”.
Por su parte, desde 1990 el Parlamento Europeo puso en funcionamiento el intergrupo parlamentario “Economía Social” y en el 2006 invitó a la Comisión Europea a “reconocer el pilar de la Economía Social”, en marzo de ese mismo año aprobó por amplia mayoría el Informe Toia que constituye un reconocimiento de la ES elaborado por la diputada euro-parlamentaria italiana Patricia Toia.
Ese informe define la ES como un modelo de empresa que no se caracteriza por el tamaño o sector de actividad, sino por los valores comunes que comparten sus diferentes componentes; muestra a la ES como una realidad incuestionable de la sociedad europea, tanto por su peso en la economía como por su papel en la construcción europea ya que se estima que un 10 por ciento de las empresas europeas (2 millones en total), pertenecen a ella y que en conjunto, emplean al 6 por ciento de la población del continente, fortaleciendo el modelo social europeo.
El informe pide a la Comisión Europea que defienda la ES como un “enfoque diferente de la empresa, cuyo motor principal no es la rentabilidad financiera, sino los beneficios para toda la sociedad”; le solicita tenerla en cuenta al elaborar políticas públicas y elaborar “un marco jurídico seguro” que incluya un Estatuto Europeo para asociaciones, mutualidades y fundaciones, como el existente para las cooperativas. Con ese informe Toia culminó el objetivo de trasladar la importancia de las OES a los miembros del Parlamento y la Comisión Europea.
A propósito de este informe, la Confederación Empresarial Española de la Economía Social (CEPES) emitió un comunicado valorándolo “muy positivamente” ya “que llama la atención a las Instituciones Comunitarias de la necesidad de generar un marco jurídico de la Economía Social basado en el reconocimiento de los valores específicos de esta forma de hacer empresa”.
Esas actividades dieron sus frutos, con el objetivo de crear una categoría específica para la ES, el Parlamento Europeo aprobó en el 2011, una Declaración sobre el establecimiento de un Estatuto Europeo para las Mutualidades, Asociaciones y Fundaciones con base en dos resoluciones del mismo parlamento, la del 19/02/2009 sobre ES y en la del 20/05/2010 sobre cómo ofrecer un mercado único a consumidores y ciudadanos y pidió a la Comisión Europea presentar propuestas de ese estatuto. Al 2018 no se ha concretado su elaboración y promulgación.
2.- Reconocimientos y expansión del término.
Según el Ciriec, en el año 2005 existían en Europa más de 240.000 cooperativas implantadas en todos los sectores de actividad económica pero particularmente en la agricultura, la intermediación financiera, la distribución comercial, construcción y vivienda, servicios y el trabajo asociado en la industria; proporcionaban empleo directo a 3.7 millones de trabajadores y agrupaban 143 millones de socios.
Cifras de la Declaración de Madrid (23/05/2017), señalan la existencia de 2 millones de empresas de ES en la UE que dan empleo a más de 14,5 millones de personas, aproximadamente el 6,5% del total de trabajadores y el 8% del PIB de la UE. Una matriz que cruce los países con diferentes renglones agrícolas y servicios, mostraría importantes impactos del cooperativismo en ese continente, al extremo de ser varias las actividades, particularmente agrícolas, realizadas en más de un 80% por cooperativas.
Por su parte, para el mismo 2005, el Ciriec señala que las mutuas de salud y protección social ofrecían asistencia y cobertura a más de 120 millones de personas, se suman las mutuas de seguros representan una cuota de mercado del 23,7%; los países destacados en este renglón son Bélgica, Francia y España.
En cuanto a las asociaciones, éstas empleaban 6.3 millones de trabajadores en 1997. Para el año 2000 la UE contaba con más de 75.000 fundaciones y para el 2005 empleaba más de 11 millones de personas, equivalentes al 6,7% de la población asalariada. También representaba más del 4% del PIB, se suma la existencia a tiempo completo de más de 5 millones de voluntarios.
En lo tocante a las formas institucionales que integran la ES existe un núcleo común formado por cooperativas, mutuas, asociaciones y fundaciones, citando además formas específicas como las empresas sociales, misericordias, instituições particulares de solidariedade social, agencias de desarrollo, community foundations, istituzioni di pubblica assistenza e beneficenza, sociedades laborales, empresas de inserción, centros especiales de empleo, organizaciones paritarias con participación obrera, organizaciones de voluntariado, asociaciones de promoción social.
Valga precisar acá la existencia del término “Economía Social de Mercado” utilizado en Alemania que tiende a confundirse con el de ES. Él fue puesto en el tapete por ese país con posterioridad a la Segunda Guerra Mundial para denotar un sistema económico que acepta el mercado como mejor espacio para propiciar el progreso de los pueblos, precepto liberal, pero reserva al Estado la función de crear condiciones para el desarrollo de actividades económicas privadas en condiciones de libre competitividad.
Continuando, según Maló la ES se difunde mediante un triple proceso de reconocimiento: uno mutuo de las organizaciones, otro por el Estado y el de la comunidad científica con la creación de cátedras y equipos de investigaciónii. Tal es su presencia mundial que variadas organizaciones internacionales la reconocen como vital e impulsan iniciativas de creación y defensa, publicaciones, asesorías, estudios, libros y revistas sobre ella.
Entre los organismos internacionales que la reconocen, en algunos casos combinando el término ES con la Economía Solidaria, destaca la ONU con su Grupo de Trabajo Interinstitucional de las Naciones Unidas sobre Economía Social y Solidaria que impulsa la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) señalando el papel clave de un sector empresarial y cívico que abarca “desde las microempresas y las cooperativas hasta las multinacionales”. También señala “la función de las organizaciones de la sociedad civil y las organizaciones filantrópicas”, haciendo hincapié en la necesidad de un desarrollo sustentable sobre tres dimensiones: económica, social y ambiental. El Grupo considera que la Economía Social y Solidaria debería ser reconocida como importante medio de implementación de la Agenda 2030 y esos objetivos.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT), ha dirigido acciones de peso como sus resoluciones acerca de la creación de cooperativas, no fue casual que su primer presidente lo hubiese sido también de la ACI; por su parte la Unesco también la reconoce a través de sus trabajos de investigación e intervención sobre el tema “Ética y Economía: por una Mundialización con Rostro Humano” coordinados por el economista Henri Bartoliiii.
En este panorama destaca en lo académico el Ciriec-Internacional con alcance mundial mediante sus secciones en Alemania, Argentina, Austria, Brasil, Bélgica, Canadá, Colombia, Eslovenia, España, Francia, Gracia, Italia, Japón, Portugal, Turquía, Suecia, Brasil, Costa Rica y el Ciriec-Venezuela del cual el autor fue impulsor y presidente. El Ciriec-Internacional posee una Comisión Científica impulsora de diversos grupos de trabajo con reconocidos éxitos; uno de ellos apoyó a la ACI en su proceso de adaptación de los Principios Cooperativos con miras al congreso de 1995iv.
En cuanto al marco legal, las cooperativas se hallan reconocidas en el Tratado de Roma como forma empresarial específica y en constituciones de varios estados como Grecia, Italia, Portugal y España, aunque no siempre disfrutan de una ley nacional. Dinamarca, la República Checa o el Reino Unido carecen de ley general, aunque poseen leyes para sectores específicos como las cooperativas de vivienda en Dinamarca y las de crédito en el Reino Unido y la República Checa; otros como España, Italia y Francia tienen leyes específicas por tipos de cooperativas y hasta por regiones.
En cuanto al nivel de reconocimiento del concepto de ES, el Ciriec identificó en el 2005 tres grupos de países: 1.- países donde presenta mayor aceptación: Francia, Italia, Portugal, España, Bélgica, Irlanda y Suecia. Destaca especialmente Francia, cuna de dicho concepto; 2.- países donde presenta un nivel medio de aceptación: Chipre, Dinamarca, Finlandia, Grecia, Luxemburgo, Letonia, Malta, Polonia y Reino Unido, en ellos convive con otros conceptos como el de Sector No Lucrativo (Nonprofit sector), Sector Voluntario y el de Empresas Sociales, en Polonia se trata de un concepto nuevo pero de creciente aceptación; y 3.- países con escaso o nulo reconocimiento: Austria, República Checa, Estonia, Alemania, Hungría, Lituania, Países Bajos y Eslovenia, en ello el concepto es poco conocido, los conceptos afines de Sector No Lucrativo, Sector Voluntario y Sector de organizaciones no gubernamentales gozan de mayor reconocimiento.
Es de resaltar que en el Reino Unido el término está relacionado con la provisión de bienes y servicios a grupos sociales particulares, algo semejante a las “organizaciones de voluntariado” dedicadas a la organización de campañas y actuaciones de carácter benéfico (“non profit”), en el resto de Europa se relaciona más con las asociaciones mutuales y cooperativas.
En Francia, a principios de los 60s se constituyó el Comité Nacional de Enlace de las Asociaciones Mutualistas, Cooperativas y Asociativas (CNLAMCA) con el objetivo de lograr el reconocimiento público de la ES como sector diferenciado de la economía. La aprobación de la Carta de la Economía Social por este comité coincide con un acercamiento entre los movimientos cooperativos y mutualistas “que vuelven a descubrir sus rasgos comunes”
En 1981 se creó la Fundación de Economía Social y ese mismo año se institucionalizó la ES con la creación de la Delegación Interministerial para la Economía Social (DIES). En 1983 el Instituto para el Desarrollo de la Economía Social (IDES) y en 1985 las Uniones de Economía Social (UES) que son cooperativas que aceptan en su seno a toda persona física o moral garantizando que el 65% de los votos estén obligatoriamente en manos de cooperativas, mutuales y asociaciones de seguros regidas por los códigos de las mutuales, organismos mutuales agrícolas y otras OESv. En este país se constituiría la Red de Economía Alternativa y Solidaria (REAS, 1992) y por presiones de más de 1,8 millones de asalariados y diversas redes se constituiría la Secretaría de Estado para la Economía Social por el gobierno socialista de Lionel Jospin, adscrita al Ministerio del Empleo y la Solidaridad, con efímera vida, cuyas funciones fueron absorbidas luego por el Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis), ver punto 9.4 relacionado con la Economía Solidaria.
En Bélgica se constituyó en 1989 el Consejo Valón de la Economía Social (CWES) y en 1999 el Consejo Valón de la Economía Social Mercantil (CWESMa), ambos demostrativos de intereses por la ESvi. Recuérdese que en ese país el profesor Milhaud creó en 1908 la revista Annales de Economía Pública Social y Cooperativa / Annals of Public and Cooperative Economics, precursora del Ciriec-Internacional con sede en Lieja.
En cuanto a España, no fue sino 1984 cuando comienza a proyectarse el término gracias a las Jornadas de Universidades y Organizaciones de la Economía Social; luego, en 1986, con motivo de II Jornadas de Estudio sobre la Economía Social organizadas por el Ministerio de Trabajo y Seguridad, Sebastián Reyna, entonces Director General de Cooperativas y Sociedades Anónimas Laborales, introduce un debate sobre ella con su intervención sobre “Algunos caracteres generales que permiten una aproximación al concepto de Economía Social”, que contribuyó a proyectarla.
En 1992 se constituye la Confederación Empresarial Española de Economía Social (Cepes) máxima representante de la ES española como ente aglutinador de expresiones económicas bajo el concepto de ES cuenta con 23 socios organizadas en las comunidades económicas a través de 200 estructuras de apoyo con las que cobija buen número de OES en España; ella impulsó la «Red Euromediterránea de Economía Social» en Grecia, Italia, Francia, Portugal con los objetivos de homogeneizar el concepto de ES en el sur de Europa y procurar un mejor equilibrio competitivo de este tipo de empresas en toda la Cuenca del Mediterráneo.
Este país cuenta con el Instituto Nacional de Fomento de la Economía Social (INFES) adscrito al Ministerio de Trabajo y con el Consejo para el Fomento de la Economía Social como órgano asesor y consultivo de la Administración General del Estado para actividades con la ES. Es de subrayar que la dinámica universitaria española en torno a la ES es alta. Varias redes tejen los centros universitarios con ellas y los entes públicos relacionados; destaca la Red Española Interuniversitaria de Institutos y Centros de Investigación en Economía Social (Red Enuies) y el Instituto Universitario de Economía Social y Cooperativa (Iudescoop) de la Universidad de Valencia.
El Ciriec-España, en unión a esas redes y con los apoyos del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales puso en marcha el Observatorio Español de la Economía Social con el triple objetivo de “identificar, cuantificar y evaluar la Economía Social“ desde la perspectiva de una rigurosa delimitación teórica. También desarrolló una aproximación conceptual de la ES con el propósito de facilitar la articulación de ella como un sector institucional de la Contabilidad Nacional de acuerdo con las normas internacionales de contabilidad.
Con el apoyo del Ciriec-España se constituyó en el año 2003 la Fundación Iberoamericana de la Economía Social (Fundibes), que impulsa, con el apoyo de la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI) del Ministerio de Asuntos Exteriores de España, la constitución de redes universitarias de docentes e investigadores y actores públicos de distintas OES de Argentina, Bolivia, Brasil, Costa Rica, Chile, Ecuador, España, México, Perú, Portugal, Uruguay.
Varios acuerdos entre países refrendan la ES, destacan: 1.- Estrategia de Roma «Liberar el potencial de la Economía Social para el crecimiento de la UE» (18/11/2014); 2.- La Declaración de Luxemburgo «Una hoja de ruta hacia un ecosistema más amplio para las empresas de la Economía Social» (4/12/2015); 3.- Declaración de Bratislava «La Economía Social como actor clave en la provisión de respuestas efectivas a los desafíos sociales actuales en la UE y el mundo» (1/12/2016); 4.- La Declaración de Liubliana (25/04/2017); 5.- La Declaración de Madrid (23/05/2017), firmada por 11 Gobiernos de la Unión Europea presenta «La Economía Social, un modelo empresarial para el futuro de la Unión Europea”. Esta declaración solicitó a la Comisión Europea incluir en su plan de trabajo para 2018 un Plan de Acción Europeo 2018-2020, financiado adecuadamente, que promueva las empresas de la Economía Social en Europa y fomente la innovación social.