Por: Oscar Bastidas Delgado
Desde ese momento y hasta ahora, las Organizaciones de la Economía Social (OES en adelante), particularmente las cooperativas, se enfrentarían con el capitalismo y sus variantes como el capitalismo de Estado y otros sistemas que pretendieron sustituir al capitalismo como los socialismos reales; con el tiempo, nuevas situaciones, coberturas jurídicas, e impactos de ciertos sectores como la Iglesia Católica que impulsaría en el último cuarto del siglo pasado el valor de la solidaridad como norte de las OES, harían más complejo el universo organizacional de las OES.
01.- APROXIMACIONES AL INICIO DEL COOPERATIVISMO MODERNO.
Desde siempre han existido fórmulas de entreayuda y solidaridad mediante las cuales individuos, grupos y poblaciones enteras han logrado soluciones de variadas magnitudes ante problemas comunes; en ese panorama, las utopías, escritas o no, entendiendo por tales solo planteamientos factibles y referidos a sociedades, contribuyeron y aún lo hacen grandemente.
Paul Lambert, estudioso del cooperativismo, resaltó en su libro “La Doctrina Cooperativa”, las asombrosas analogías entre ciertas instituciones con esquemas colectivos de la Antigüedad y de la Edad Media, con las cooperativas de nuestro tiempo, él menciona algunas, se agregan otras; las confraternidades de sepultura y las de seguros en Grecia y Roma; las lecherías comunes en Armenia; las sociedades de arrendamiento de tierra en común en Babilonia; los collegia funeralitia de artesanos de la antigua Roma; los ágapes de los primeros cristianos como formas cooperativas; las organizaciones agrarias y de trabajo entre los eslavos.
Experiencias de este tipo también las hubo en América como el calpulli de los aztecas, de aprovechamiento colectivo de la tierra para usufructo individual y comunal; los consejos de ancianos de los nahuas con el pariente mayor como “jefe”; los positos o almacenes comunales en los que los indígenas del México precolombino depositaban sus cosechas en prevención de malas temporadas; los ayllus de la cultura inca; expresiones de trabajo asociado como la minka y la waki en Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú; el tequio en México; las juntas de los borucas en Costa Rica; el ayni de ayuda recíproca de servicios o bienes entre dos familias en los países andinos; el apthapi o compartir comida de manera comunitaria; los ejidos colectivos de México y el convite, la manovuelta y la cayapa en Venezuela.
02. – EL ASOCIACIONISMO EN LA EUROPA DE LA EDAD MEDIA.
Durante la Edad Media, Europa vio nacer organizaciones de beneficencia constituidas por clases pudientes para realizar acciones de caridad hacia sectores pobres; dominaron ese espacio organizacional los montes de piedad, las cofradías, los hospitales benéficos, destacando las Friendly Societies, siendo la más conocida por su amplia composición femenina la York Female Friendly Society fundada en York en 1788. Desde finales de esa época, grupos poblacionales decidieron organizarse en variados países para enfrentar sus problemas directamente.
Las rupturas de tradiciones por la crisis social y las migraciones poblacionales estaban en la agenda, numerosas personas se manifestaban de manera violenta mientras otras explosionaron posteriormente, en paralelo se buscaban y multiplicaban las expresiones de solidaridad; las acciones colectivas emergían con dificultades sumándose a las previas, conformando un abanico extraordinario de propuestas organizacionales centradas en las personas.
En 1793 la inglesa Ley de Rose dio el primer estatuto a las mutuales y ellas, que destacaban desde mediados de siglo con grupos que pactaban el compromiso común de sufragar los gastos por enfermedad o entierro de sus miembros, tendrían auge al alcanzar mayores dimensiones impactos por su propia dinámica y por la influencia de diversos pensadores.
Por su parte Francia destaca con experiencias asociativas como los clubes de los Feuillants y de los Cordeliers, las sociétés de secours mutuels pese a la oposición del estado, y la famosa asociación jacobina de los Amigos de la Constitución a partir de 1790, que se impulsan con la Revolución Francesa que a su vez se apoya en ellas para gobernar.
A partir del S. XIX se suman rasgos emergentes de mutualismo que se nutrían de la autonomía de asociaciones de base y de las relaciones diversas entre profesiones y territorios y hasta surgen propuestas doctrinarias como el “solidarismo”, doctrina oficial de la construcción de la III República Francesa como vía alterna al individualismo y el naciente socialismo.
Al respecto:
“La historia de la sociedad francesa y la dificultad persistente a admitir el derecho de asociación, favorecieron al contrario, el enraizamiento de esta soberanía. El impulso dado desde la base hacia lo alto en el desarrollo institucional de la mutualidad convirtieron ese fenómeno en irreversible”[1].
Esa riqueza de propuestas, apoyada en una acción cotidianas contra problemas también cotidianos, fue impulsada por ese “residuo de excluidos y perdedores” y otros sectores que veían lo negativo del capitalismo creciente. A esas manifestaciones de entreayuda y solidaridad en diversos ámbitos, apoyadas en experiencias de gremios y cofradías se agregaron formulas asociacionistas de mayor complejidad: asociaciones propiamente tales, mutuales con obvios fines de previsión social, y cooperativas como organizaciones socio – económicas reconocidas como de la Economía Social.
03. – ANTES DE ROCHDALE HUBO NUMEROSAS COOPERATIVAS.
Pero no fue sino como consecuencia de la Revolución Industrial que en claro enfrentamiento con los valores e intereses del capitalismo que surgirían las OES y otras organizaciones con propuestas de sociedades alternas como los partidos socialistas y comunistas, los movimientos feministas, los sindicatos y, sobre la ayuda mutua se constituirían modalidades como las cooperativas, las sociedades de socorros mutuos y asociaciones con claro perfil de autodefensas, organizaciones estas que se constituirían en canales de luchas socio-económicas y contribuirían a crear un clima revolucionario en el seno de una creciente clase trabajadora cuestionando la viabilidad del capitalismo.
En esa ebullición social fue donde surgieron las hoy denominadas Organizaciones de la Economía Social (OES en adelante) con las cooperativas como eje clave, gracias a la lógica de ser constituidas por personas que voluntaria y directamente, con recursos y esfuerzos propios y sin intermediación, realizan cualquier actividad humana menos la de esclavizar y explotar personas.
Bajo la lógica descrita, a finales del Siglo XVIII se constituyó la primera cooperativa moderna del mundo, la Compañía Común de Ampelakia (Grecia), según una cita de José Luis Monzón y Rafael Chaves:
“Se fundó entre 1750 y 1770 cuando las pequeñas asociaciones (syntrofies) cultivadoras de algodón y productoras de hilo rojo de 22 aldeas de la zona de Tempi se unieron en 1772 para evitar una rivalidad y competencia innecesarias. Se convirtió en una gran empresa, con 6 000 socios, 24 fábricas y 17 sucursales en toda Europa, desde San Petersburgo y Londres hasta Esmirna. Sus socios se beneficiaron de seguros sociales, instalaciones sanitarias, escuelas y bibliotecas y de la Universidad Libre de Ampelakia. Se disolvió en 1812 por la presión combinada de los elevados impuestos y la evolución económica y técnica de la industria del hilo”[2].
Observar experiencias europeas obliga a iniciarse por el Reino Unido donde Peter Cornelius Plockboy, nacido en Holanda pero radicado en Inglaterra tuvo sus influencias, pasando por Robert Owen con su asociacionismo. En Inglaterra la industrialización incrementaría las migraciones del campo a la ciudad y la necesidad de alimentos impulsó la constitución de cooperativas de consumo. Según Lonergan (2021)[3], en la década de los 30 se estimaba la existencia de estas en unas 350, aunque había de productores particularmente en manufacturas.
En paralelo y en otros países, surgieron otras experiencias cooperativas como la de consumo en Zabaikalie, Rusia, una de construcción en Filadelfia y una avícola en Irlanda, las tres en 1831. Siguió la primera cooperativa de producción en Francia: “l’Association chrétienne des bijoutiers en doré”, fundada por cuatro obreros parisinos en 1834 y una de consumo en Lion, “Le commerce veridique et social” de 1835, por cuya fundación el lionés Michel Derrion fue condenado en 1840. Checoslovaquia funda su primera cooperativa en 1845 y el cooperativismo de vivienda y de seguros toma presencia en los países escandinavos junto a experiencias de consumo que dieron lugar, entre otras expresiones, a la Federación Sueca de Cooperativas (K. F. Cooperativa Forbundet).
Como se observa, las ideas y prácticas cooperativas se extendían con velocidad; fue así como las OES comenzaron a ocupar un campo específico de interés dando origen al término Economía Social que pronto tomaría impulso y se extendería a varios países de Europa al extremo de que Defourny, al hablar de sus fuentes y remontarse a las utopías y al asociacionismo obrero del Siglo XIX, señala que ya en 1830 Charles Dunoyer había publicado en París su Nuevo Tratado de Economía Social y en esa misma década se impartió un Curso de Economía Social en la Universidad de Lovaina[4]; los economistas de entonces fundaron una corriente de estudio que denominaron Escuela de Economía Social. Es de observar que justo en el actual decenio 2020 el término Economía Social cumple dos siglos de existencia
Continuando con Inglaterra. Es de destacar que desde 1824 los entonces cooperativistas ingleses entablaron estrechas relaciones con el movimiento obrero y sus sindicatos, de tal manera que de uno de los ocho Congresos Cooperativos celebrados en Inglaterra entre 1831 y 1835 por cooperativistas y obreros surgió la Grand National Consolidated Trades Union que unificó la totalidad de los sindicatos británicos[5].
04. – LA SOCIEDAD DE LOS EQUITATIVOS PIONEROS DE ROCHDALE,
No fue sino el 21 de diciembre de 1844 cuando se constituyó la Sociedad de los Equitativos Pioneros de Rochdale, que, no siendo la primera constituida, si lo fue en sistematizar y escribir sus pautas de funcionamiento, las mismas que originaron los hoy conocidos principios mundiales del Cooperativos de la Alianza Cooperativa Internacional (ACI), actual cúpula de integración del cooperativismo mundial. Esta experiencia, al igual que el cooperativismo de consumo impulsado por William King, fue calificada por Henry Desroche como una utopía práctica.
Rochdale era un pueblo con numerosas representaciones religiosas y en plena efervescencia socio – política por las consecuencias de la Revolución Industrial y en ese pueblo, con una libra como capital aportado por cada asociado, los Pioneros se propusieron[6]:
“1. – El establecimiento de un negocio para la venta de géneros, vestidos, etc.; 2. – La construcción, la compra y la edificación de un número de casa en las cuales puedan residenciarse aquellos miembros que decidan prestarse asistencia mutua en la mejora de su situación familiar y social; 3. – Comenzar la manufactura de los artículos eventualmente determinados por la sociedad para la ocupación de asociados eventualmente sin empleos o que tengan reducciones repetidas en sus salarios; 4. – Para ampliar las ventajas de los miembros de esta sociedad, la sociedad adquirirá o alquilará un dominio o varios dominios de tierra, los cuales serán cultivados por los miembros eventualmente sin empleos o mal remunerados; 5. – Lo más pronto que pueda, esta sociedad emprenderá modificaciones de los poderes de producción, distribución, educación y gobierno; o, en otros términos, emprenderá el establecimiento de una colonia residencial autónoma de responsabilidad solidaria, o bien ayudar a otras sociedades a establecer éstas colonias”.
Es de desatacar que apoyando a los 28 pioneros había una mujer: Ann Twadale, como co-organizadora de las reuniones y de la asamblea constitutiva, apoyo femenino que con seguridad se sumaría a los otros contingentes de mujeres de las numerosas experiencias previas a Rochdale.
Esta cooperativa entonces, no fue la primera constituida pero si lo fue en sistematizar y escribir su organización y funcionamiento a extremo tal que de sus estatutos se extrajeron los célebres principios adoptado por la Alianza Cooperativa Internacional (ACI en adelante) en su congreso de 1934; esas pautas convertidas en principios son de recordar; se precisan: 1.- libre adhesión y retiro voluntario; 2. control democrático; 3. interés limitado al capital; 4. retorno de excedentes; 5. neutralidad política y religiosa; 6.- ventas al contado; y 7.- fomento de la educación.
05. – EXPANSIÓN DEL COOPERATIVISMO
Fue en Inglaterra, en el Congreso de las Cooperativas de Plymouth de 1886, donde surgió la idea de fundar en 1895 la Alianza Cooperativa Internacional (ACI) inspirado en los planteamientos de Robert Owen, y donde un siglo después, en el Congreso de la ACI de Manchester en 1995, donde se aprueba la Declaración sobre la Identidad Cooperativa. Lo señalado muestras los extraordinarios aportes de este país al cooperativismo propio y mundial.
Como dato curioso, es de mencionar la existencia del Partido Cooperativista (The Co-operative Party), que apoya los valores y principios cooperativos fundado por sociedades cooperativas para hacer campaña política por un trato más justo de las empresas cooperativas y para elegir a los «cooperativistas» para el Parlamento en 1917. Sus raíces se encuentran en el Comité Parlamentario de la Unión Cooperativa establecido en 1881. Desde 1927 tienen un acuerdo con el Partido Laborista para impulsar candidaturas comunes y maximizar impactos”. Sus militantes deben ser asociados a alguna cooperativa y si se postulan a un cargo también deben serlo del Partido Laborista. Han llegado a tener 26 asientos de 650.
Actualmente el cooperativismo tiene presencia en todos los continentes con interesantes y arraigadas experiencias en Europa, continente que lo vio nacer donde destacan los países nórdicos, Inglaterra, Alemania, Francia, España e Italia; Asia, donde destacan las japonesas, indias, chinas, coreanas del sur e Israel; África con Kenia, Ghana, y Senegal en ahorro y crédito; un amplio movimiento de consumo de Botsuana; industrial en Tanzania y Argelia; artesanal en Etiopía, Nigeria, Zambia; de pesca en Nigeria, Ghana, y Benín; de vivienda en Lesotho, Ghana, Tanzania, Kenia, Zambia y Egipto, y otras con interesantes impactos en América Latina.
Reciente, en el 2021, sobre datos recopilados en 2019, la décima edición del The 2021 World Cooperative Monitor del Observatorio Mundial informa que más del 12 % de la población mundial era cooperativista mediante 3 millones de cooperativas del planeta y proporcionaban puestos y oportunidades de trabajo al 10% de la población empleada. Destaca que las 300 empresas cooperativas y mutuales más importantes del mundo sumaban entonces un volumen de negocio de 2,18 billones de dólares, monto superior al PIB de numerosos países y que, en su mayoría se encuentran en países industrializados y pertenecen al sector agroalimentario, mutuales y cooperativas de trabajadores.
En cuanto al alcance de las cooperativas, principalmente en los asociados productores autónomos, afectan 252,2 millones de personas, la gran mayoría en la agricultura. Estos porcentajes son ciertamente altos por lo que deben considerarse como actores importantes en la Agenda 2030 y del debate mundial sobre el futuro del trabajo iniciado por la OIT en 2015 (Cicopa 2017).
Pero la presencia e impactos de las cooperativas en el planeta no quedan solo en cifras, es de recordar que miembros de la ACI fueron impulsores de la OIT y que la ACI misma es organismo consultor de las ONU, organización esta que tiene un comité específico para impulsar las OES y reconoció el año 2012 como el Año Internacional de las Cooperativas, por ello es de aceptarse que las OES tienen potencial de altos impactos en el logro de los ODS en las tres dimensiones del desarrollo sostenible: económica, social y ambiental, impactos que sin dudas estimularán acciones de importancia crítica para la humanidad y el planeta durante los próximos 15 años (ONU: 2015).
No en balde:
1.- La Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 2012 como el Año Internacional de las Cooperativas y resaltó la contribución de las cooperativas al desarrollo económico y social,
2.- Las cooperativas fueron declaradas Patrimonio Inmaterial de la Humanidad en el 2016 por la Unesco por ser entidades que “permiten el desarrollo comunitario mediante intereses y valores compartidos, creando soluciones innovadoras a problemas sociales, desde la generación de empleo y la asistencia a ancianos hasta la revitalización urbana y los proyectos de energía renovable”,
3.- el pasado 18/06/2023 la ONU impulsó la resolución «Promover la economía social y solidaria para el desarrollo sostenible», primera de su historia para impulsar la Economía Social en el mundo; en ella insta a los Estados miembros, organizaciones internacionales y los organismos financieros internacionales a incorporar y reforzar la Economía Social en sus planes nacionales, consagrando así la definición de Economía Social de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) de 2022.
4- por propuesta del Gobierno de Mongolia y con el objetivo de reforzar a la economía social y solidaria a nivel mundial, la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU), propuso que 2025 sea definido como el nuevo Año Internacional de las Cooperativas, dado su rol durante la reciente pandemia.
– A MANERA DE CIERRE.
A pesar de su alta presencia e impactos históricos y actuales en el planeta, un problema tienen las OES y particularmente el cooperativismo: son invisibles ante los ojos de los Sistemas de Cuentas Nacionales, de los especialistas en desarrollo y de los gobiernos. Ante esa situación los cooperativistas debemos hacer esfuerzos por ser considerados en todo sistema de información y para ello impulsar nuestros propios observatorios, unos que nos permitan manejar nuestra propia data, planificar y tomar decisiones apropiadas, y aportarlas a los respectivos Sistemas de Cuentas Nacionales para su consideración.
Afortunadamente a favor del cooperativismo aunque desde hace pocos años, proponentes de nuevos estilos de desarrollo abogan a favor de considerarlas.
Stiglitz, en el marco de la Tercera Cumbre de Cooperativas celebrada en Quebec, afirmó que “las cooperativas jugarán un papel muy importante en la próxima década como la única alternativa al modelo económico fundado en el egoísmo que fomenta las desigualdades” (Stiglitz: 2018).
Paul Krugman por su parte, al analizar la influencia de la ES en cuanto a las desigualdades económicas (Observatorio Español de la Economía Social: 2022), afirmó que
“la economía social ayuda a evitar que la gente se quede atrás, con ejemplos como el cooperativismo de vivienda, agrario o de crédito, las asociaciones del tercer sector o los sindicatos, cuya acción es fundamental también para un reparto más justo de la riqueza”.
FUENTES:
Bastidas-Delgado, Oscar (2024), Las 7G del Buen Gobierno Cooperativo: Gobierno, Gobernanza, Gestión, Gerencia, Gobernabilidad, Género, Generaciones de Relevo. En imprenta
Bastidas-Delgado, Oscar (2019). La Integración Cooperativa. Un Oleaje Mundial. Recuperado de https://www.amazon.com/stores/Oscar-Bastidas-Delgado/author/B0B924D74T?ref=ap_rdr&isDramIntegrated=true&shoppingPortalEnabled=true
NOTAS.
[1] Ver Web del Museo de la Mutualidad Francesa: http://www.musee.mutualite.fr/ musee/musee-mutualite.nsf/windex
[2] Comité Económico Social Europeo (2012). La Economía Social en la Unión Europea. Informe Elaborado para el Comité Económico y Social Europeo por el Centro Internacional de Investigación e Información sobre la Economía Pública, Social y Cooperativa (Ciriec). Bélgica.
[3] Gillian Lonergan (2021). El Movimiento Cooperativo del Reino Unido en el Siglo XIX. Recuperado de https://ica.coop/sites/default/files/2021-11/GILIAN_LONERGAN_UK_COOP_MOVEMENT_19_CENTURY_ES.pdf
[4] Ver Jacques Defourny (S/f). “Orígenes, contextos y funciones de un tercer gran sector” en José Luís Monzón y Jacques Defourny. Economía Social. Entre Economía Capitalista y Economía Pública. Ciriec – España. Valencia.
[5] Cepes. El impacto socioeconómico de las entidades de Economía Social. Identificación, medición y valoración de los efectos vinculados a los principios de actuación de las empresas de la Economía Social. Sept.2011.16 págs.
[6] Henri Desroche. Le projet coopératif. Ob. Cit. Traducción libre del francés por el autor.
Excelente Articulo ,profesor Bastidas, siempre haciendo grandes aportes al cooperativismo dominicano.